Cámaras Lomo



Cámaras Lomo, ¿el nuevo objeto del deseo? Aunque todos los días surgen avances en materia de fotografía digital, es creciente el número de adeptos de unas cámaras que surgieron en la Unión Soviética, en plena era comunista, con el objetivo de popularizar la fotografía entre la población.

Las cámaras Lomo fueron desarrolladas para que el hobby de la fotografía fuese accesible a cualquier proletario -aunque dicen que también eran las favoritas de los espías de la KGB-, y rápidamente esta tecnología se propagó además en Cuba, Vietnam, China y la República Democrática Alemana.

El fin del socialismo representó casi la “muerte” de estas cámaras; sin embargo, su tamaño reducido y su funcionalidad no pasaron desapercibidos para dos jóvenes austríacos de paseo por Praga, que (re)descubrieron, muchos años después, los resultados que se podían obtener con las Lomo, que se volvieron a comercializar.

Colores saturadísimos, artísticos encuadres y efectos poco realistas -pero de innegable creatividad- son las principales efectos que se pueden conseguir a través de la lomografía, que se volvió objeto de culto a partir de mediados de los años 90.

Hoy en día la lomografía continúa sumando aficionados, entre fotógrafos amateurs y profesionales, aunque poco ha quedado de los fundamentos que impulsaron su creación: desde el precio que cotizan en el mercado hasta la dificultad de encontrar sitios donde revelar las fotos, las cámaras Lomo están lejos de ser un accesorio barato para el pueblo, tal como fueron concebidas.